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Entrevista Al Alumni Y Coronel Carlos De Antonio Alcázar

Carlos es alumni Tajamar (COU’81) y Coronel del Ejército de Tierra. Durante su servicio en el ejército, ha estado en múltiples operaciones fuera de España, como Oriente Medio, África, Balcanes y en Berlín como Agregado de Defensa. En estos momentos es asesor de la Fundación Tajamar, ayudando en diversos proyectos.

 

  1. Durante tu carrera militar, has estado en numerosos puestos de responsabilidad y de toma de decisiones. ¿Dirías que los valores inculcados en Tajamar han influido en tu enfoque hacia el liderazgo y la toma de decisiones en tu carrera militar?

Por supuesto que sí. Sin duda alguna. Los valores inculcados en TAJAMAR me ayudaron muchísimo en mi formación y en mi vida militar posterior. Yo venía de un pequeño Colegio Parroquial en Moratalaz . Gracias a mi familia y a dicho colegio y sus profesores , recibí unos  valores y unas creencias religiosas , que se acrecentaron mucho más en TAJAMAR.

El sentido cristiano de la vida, el darse a los demás, el espíritu de servicio, el valor del esfuerzo y del estudio, la honradez, el sentido del deber, el valor de las cosas diarias y sencillas siempre bien hechas, la disciplina , la humildad, el “no mirarse al ombligo” propio, el respetar a profesores, compañeros y trabajadores del Colegio, la abnegación y la austeridad, el no quejarse y ser fuerte …. En fin, todo eso y muchas más cosas no sólo las aprendí en mi familia, sino que las atesoré en mi formación académica, religiosa y personal en TAJAMAR. Y estoy enormemente agradecido.

Y doy fe que me sirvió de muchísimo, en momentos duros de mi vida profesional , tanto en guarnición en España como en múltiples operaciones en el exterior (Oriente Medio, África, Balcanes etc..). Gracias a mi formación militar por supuesto, pero a muchas cosas que aprendí y viví en TAJAMAR, pude valorar todo lo que me había impregnado.

El no dejar a nadie atrás, el formar a mis subordinados con exigencia y dureza, pero con inteligencia y educación, el tomar decisiones con mesura, meditadas y razonadas en momento y lugar apropiados . El mandar con humanidad y responsabilidad. En fin, el traerlos a todos a casa, cuando fuimos a alguna misión en el exterior. Reconozco que se me humedecen los ojos un poco de sano orgullo y emoción.

La formación integral de TAJAMAR y mi formación militar me ayudaron a ejercer el mando con el ejemplo. A fomentar la lealtad recíproca , el compañerismo y la cohesión en todas las unidades que he mandado , a ser honestos hasta la muerte y totalmente sinceros con superiores, con compañeros y con subordinados. A ganarme su respeto, su cariño y su lealtad con abnegación, ejemplo y humildad.

Al igual que en TAJAMAR, donde yo veía como se cuidaba a los alumnos , he procurado como buen Mando, intentar conocer y cuidar a mis subordinados siempre. Implicarme en sus problemas, en sus motivaciones, en sus necesidades, en sus anhelos e inquietudes. Conocer y tener en cuenta a sus familias, ser detallista y cuidar el trato personal. Quizás esto sea, lo que más satisfacciones me ha dado. Pero todo eso lo vi en buenos profesores en mi Colegio y en mi Academia General Militar.

El trato que vi y recibí como alumno y el cariño de las personas (trabajadores, familias, profesores, sacerdotes, antiguos alumnos etc..), me ayudó a alabar y reconocer el trabajo de mis subordinados. A guiarlos, protegerlos, aconsejarlos, premiarlos y siempre apoyarles. Y he sido feliz. He dado todo lo que he podido  y he recibido mucho más.

He tenido días mejores y peores , pero también TAJAMAR me ayudó a ser constante, humilde, a saber que nadie es perfecto, pero que hay que levantarse y sobre todo , a que jamás olvidara que la perseverancia en el esfuerzo, acaba siendo el motor del éxito… aunque ese éxito llegue de otra forma. Dios escribe recto en renglones torcidos…no lo olvidemos.

  1. ¿Qué aspectos de tu educación durante tu etapa escolar consideras que han sido fundamentales para tu éxito profesional en roles de alta responsabilidad en el ejército de tierra español?

En TAJAMAR , desde el primer día , vi una total implicación del profesorado con los alumnos. Tenían una permanente disponibilidad y compromiso , sin esperar nada a cambio y sólo por “la satisfacción del deber cumplido” , como decimos nosotros los militares , hacia sus alumnos. Era espíritu de servicio.

Siempre , en todos mis destinos de mando de Unidades , les decía a mis hombres y mujeres que fueran honestos hasta la muerte y totalmente sinceros con sus superiores, con sus compañeros y con sus subordinados. Debía ganarme su  respeto, su cariño y su lealtad con abnegación, ejemplo y humildad. Ese respeto, cariño,  ejemplo y humildad los sentí en TAJAMAR.

Esa conducta íntegra, esa ejemplaridad, esos valores humanos los vi en muchos de mis profesores, preceptores y en la figura de D. Rodrigo, al que quiero y debo nombrar aquí. Una de las personas que confió en mí y que me mostró otras virtudes , la lealtad y la sencillez. Vi en él una persona íntegra, cercana , que se mostraba sin dobleces, sin  ocultar ni deformar la realidad, hablando con sencillez y dando su opinión con honradez. Siempre era una gozada confesarse con él. Todo esto me ha servido muchísimo en mi trabajo como Mando de Unidad, como líder de hombres y mujeres.

TAJAMAR me enseñó a mantener  mis valores éticos y religiosos por encima de la conveniencia y de la adversidad. Y me enseñaron a ser un buen compañero, a ayudar al de al lado ,  a entregarme con generosidad y desinterés.   El compañerismo es uno de los pilares en la relación entre militares, que va más allá del empleo y la jerarquía. Y yo lo aprendí en mi Colegio, en TAJAMAR.

Yo iba todos los días desde mi casa en Moratalaz a mi cole, con lluvia , con frio, con calor, con barro y era feliz. El acceso al Colegio y las instalaciones no son las de ahora, gracias a Dios. A mediodía, teníamos a nuestra disposición unas clases donde comíamos un bocadillo y algo caliente que llevábamos en un termo. No existía el estupendo comedor que existe ahora.  En fin : austeridad, espíritu de sacrificio, abnegación, espíritu de “no quejarse”. Y hacíamos muchísimo deporte con Lázaro y sus profesores de atletismo y educación física, hiciera frio, lluvia, calor etc. .. en un campo de arena o corriendo en donde hoy están las instalaciones de la piscina , la zona de lanzamientos o el colegio los Tilos.. y todo sin queja. Éramos felices. Esa disposición que impulsa a aceptar sin reservas y con ejemplaridad cierta penalidades y privaciones , lo aprendí en las aulas de TAJAMAR.  Ya en el Ejercito me formaron para , si fuera preciso, entregara la propia vida, por amor a la Patria y en servicio a los demás.

Fui educado en la austeridad, en la resistencia frente a las dificultades y esfuerzos prolongados, y en superar las adversidades. Tengo que dar muchas gracias a aquellos profesores que así me formaron y no sólo en materias académicas o deportivas, sino en valores. Como el sentido del deber y la excelencia profesional. La primera es una cualidad que impulsa al militar a obrar siempre bien y al más exacto cumplimiento de sus obligaciones, movido por su honor y su vocación de servicio. El sentido del deber va más allá de la mera obligación forzosa. Y ahí llega la excelencia profesional : el militar no puede ser conformista ni limitarse a cumplir lo preciso de su deber. Su propia iniciativa y afán de superación deben impulsarle a actualizar y perfeccionar sus conocimientos, destrezas y capacidades.

Y en TAJAMAR aprendí a hacer las cosas bien, a trabajar en el detalle , a no tener horas,  a esforzarme en hacer las cosas lo mejor posible y a aprender todos los días. Ahora se llama excelencia académica . A mí me enseñaron a no desaprovechar oportunidades, a tener iniciativa, a estudiar y estudiar, al valor del esfuerzo , a poseer unos conocimientos actualizados y usarlos convenientemente en el momento oportuno, aprovechando todos los recursos disponibles. Y no olvidemos el respeto y la disciplina . Respeto a mis profesores, a los sacerdotes , a mis compañeros , a las señoras de la limpieza , a los jardineros.. en fin a todas las personas. Y también a tener una disciplina interior y exterior, que me sirvió mucho en mis primeros años de Academia General Militar en Zaragoza.

Nuestros valores militares (lealtad, honor, valor, entrega, esfuerzo, respeto, compañerismo, estudio, obediencia, disciplina) son el corazón de nuestra identidad compartida, nuestro sentido de lo que somos, nuestro propósito de vida, y del por qué y cómo servimos al pueblo español y TAJAMAR me preparó para mi “ingreso” en esa vida militar. Es de bien nacidos, estar agradecido.

  1. Llevas muchos años ayudando al colegio, sobre todo en la tradicional carrera de los 500KM. ¿Cómo fue el proceso?

 Si no me falla la memoria, la primera vez que hoy fue en el 2015 cuando estaba mandando mi Regimiento Acorazado ( con carros de combate Leopardo 2E ) en la Base de El Goloso. Alguien me dijo : “ Mi Coronel , me pregunta un Capitán que vamos a hacer en el Regimiento este año con la carrera”. “Qué carrera pregunté” . Y entonces me explicaron la carrera de los 500 Kms de un Colegio que se llamaba TAJAMAR …. Y no les dije a mis subordinados que yo había sido antiguo alumno del Colegio. Les dije que “ me informaran ellos” …

Y vinieron al Regimiento los fundadores de la Carrera : Lázaro, Faustino, Mariano, Javier, Luis entre otros. Y en ese momento fue cuando les dije a los representantes de la Carrera , a los representantes de TAJAMAR y a mi subordinados … que yo había sido antiguo alumno 1987-1991 ( BUP y COU). Y que por supuesto , íbamos a correr y yo lo iba a impulsar. A partir de ahí, ya conocemos la historia: lo que empezó con unos voluntarios de mi Regimiento y de otras Unidades, se ha oficializado en la participación de nuestro Ejército , a través del Departamento de la Marca Ejército en el Estado Mayor del ET. Esperemos que esta sana cooperación continúe mucho años, pues está siendo el germen de un extraordinario conocimiento mutuo.

  1. Ahora que eres asesor de la Fundación, ¿qué consejos le darías a los antiguos alumnos de Tajamar que quieren implicarse más en su colegio pero no saben cómo?

 Déjame empezar de esta manera: yo no creo en las casualidades, la vida me lo ha demostrado. Creo en la Providencia Divina. Yo había sido alumno de TAJAMAR, había estado unido unos años después de salir del cole pero los avatares de la vida militar, destinos, misiones etc.… , me habían alejado de él. Y nunca es tarde , si la dicha es buena. “TAJAMAR llamó a mi puerta” de nuevo y lo que empezó con la carrera, sigue ahora como asesor, ayudando  en diversos proyectos en la Fundación TAJAMAR.

El ”know-how” de los antiguos alumnos del Colegio, sus capacidades, sus ideas y su presencia física en actividades del colegio debería ser fomentada muchísimo más. Todo el conjunto de antiguos alumnos es una joya, un diamante en bruto. Imaginaros el networking como se dice ahora de abogados, médicos, ingenieros, arquitectos, diseñadores gráficos, informáticos, profesionales del deporte, militares, profesores, catedráticos… todos antiguos alumnos que pueden ayudar a la Fundación y al Colegio.

Para mí son un todo , remando en la misma dirección: ayudar a que sigamos siendo una referencia educativa en Madrid y en España. Y sobre todo  A NO DEJAR NADIE ATRÁS Y HACER FAMILIA.

Por tanto, mi único consejo es: VOLVED al COLEGIO, participar en actividades, preguntad como podéis ser útiles, implicaros un poquito más, apoyad los proyectos de la Fundación , que trabaja para mejorar la excelencia académica de TAJAMAR y LOS TILOS  y recibiréis mucho más de lo que vais a dar. Doy fe de ello.

  1. Para finalizar, como Alumni tan comprometido con el colegio, ¿qué opinas sobre la importancia de que los antiguos alumnos se involucren activamente en el apoyo y el desarrollo continuo de Tajamar para seguir siendo un centro de excelencia tanto en el ámbito personal como académico?

Insisto en lo que te decía antes: es de gran importancia que los antiguos alumnos se involucren muchísimo más y no sólo en encuentros anuales. Tenemos que lograr tener “enganchados” a los que cada año se van, mantener a los que ya han encontrado una estabilidad profesional y familiar y siguen teniendo cariño a TAJAMAR y “reenganchar” a todos aquellos, que ya en su madurez y en sus puestos de trabajo , pueden ayudar muchísimo a la labor de la Fundación y del Colegio.

Y no estoy inventando nada nuevo: basta entrar en las webs de colegios y universidades norteamericanas por ejemplo y ver como los antiguos alumnos, cada uno en su momento vital y de la forma que deseen y puedan, apoyan a esa Universidad o a ese colegio. Es para tener sana envidia. Y yo creo que, pasito a pasito y basándonos en el enorme trabajo ya hecho, podemos lograr que los antiguos alumnos se involucren muchísimo más en TAJAMAR. A nuestros antiguos alumnos hay que cuidarlos, “darles cariño”, hacer que se sientan parte del Colegio y lograremos muchas cosas tangibles e intangibles.  

Y ya para finalizar , a esos antiguos alumnos , con toda humildad , les diría lo que les dije a mis subordinados el día que me despedí de ellos, de mi Regimiento:

«Toda persona debe mirar a lo largo de su vida en cinco direcciones:

  • Hacia adelante para saber siempre hacia donde debe dirigirse.
  • Hacia detrás para recordar de dónde viene.
  • Hacia debajo para no pisar jamás a nadie.
  • A los costados, para ver quién le acompaña en los momentos difíciles.
  • Y hacia Arriba, para que sepa que siempre alguien le mira y lo está cuidando.”

Necesitamos a nuestros antiguos alumnos : son la mejor publicidad de TAJAMAR . Ellos han puesto en valor lo que aprendieron en TAJAMAR : el ser como son, el esfuerzo callado, el calmado juicio, la disciplina interior, la profundidad en el trabajo, el culto a la prudencia, la verdad, la honestidad en el trabajo y vuestro sincero espíritu de servicio.

Todo eso que aprendisteis además de la excelente formación religiosa y académica, podéis devolverlo a vuestro Colegio. Qué mejor forma de dejar huella , allá donde estéis, que la de ayudar a vuestro antiguo Colegio de la mejor forma que sepáis y podáis.

Muchísimas gracias de nuevo a la FUNDACIÓN TAJAMAR y a TAJAMAR.

Que Dios os bendiga.

 

El coronel Carlos de Antonio junto a su Regimiento en el Santuario de Torreciudad

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